Mis vivencias como scout... Si bien no tube la oportunidad de ser un integrante de la tropa, pude estar dentro de la tropa Ranqueles y en ella, realizar lo que fue el Raid de 48hs. Lo hice junto a un gran amigo, que por demás era guía de la Matacos. Era el campamento de verano del 2006 en Córdoba, calor habia y mucho, el sol pegaba bastante fuerte, nos levantamos esa misma mañana, desarmamos las cosas y nos dispusimos a emprender el viaje hasta "la quebrada". Entre otras cosas, llevábamos carpa, olla, algo para comer, y una total y completa falta de orientación de como llegar hasta el lugar. Comenzamos la caminata, los primeros kilómetros resultaron fáciles como era de esperarse. Pero a medida que el tiempo pasaba el sol calentaba el asfalto de la ruta, la carpa pesaba cada vez mas, y el estómago pedía por ingerir lo debido. A la hora de viaje, ya saliendo de la ruta, nos cruzamos con la Manada que iba hacia el mismo sector, a un ritmo mas lento, luego de subidas y bajadas (como siempre son mas subidas que bajadas) llegamos al lugar cansados destrozados armamos la carpa y descanzamos, nos tiramos y no nos importó nada, pero para nuestra decepción, al abrir la siguiente carta ésta nos informaba que deberíamos de volver a nuestro campamento base. Jámas quize tanto a mis Dirigente como ese día, todo se volvio oscuro negro y el odio corria por mi cara, en fín, habia que bajar, no habiamos podido comer tanto como hubiesemos querido, pero la suerte estaba echada había que bajar. Un buen scout hubiese pensado, "Hay que llegar entre las 4 y las 5 para tener sol de sobra", bien no hicimos eso... Si no que recien a las 4 empezamos a levantar el minicampamento que armamos, la manada había emprendido su regreso hace ya un rato largo, los otros grupos de Raid tambien habian bajado. Comenzamos nuestro regreso, chinchudos, sin ganas y con hambre. Hasta que nos tropezamos con un perro, si un perro amistoso como siempre que saludo y nos hizo companía hasta que depronto se fué por un sendero, no hicmos caso y seguimos la marcha. Pero luego, un kilómetro mas adelante, volvimos a encontarlo, paradito como esperándo, miré a mi guia, y pensamos lo mismo. Si, seguimos al perro, nos llevó por senderos, a travéz de alambrados que quien sabe que limitaban, el tiempo pasaba, el sol caía y no llegabamos a ninguna lado, ninguno de los dos decía nada pero el temor de "estamos siguiendo a un perro a quien sabe donde" estaba entre nostros, seguiamos caminando cada vez el sendero que hacia menos marcado, menos transitado, el miedo cada vez era peor, seguiamos saltando alambrados y alcanzar al perro en su constante caminar, cuando en nuestras mentes el pensamiento de "si, estamos perdidos" nos consumía, dando la vuelta en un árbol de espínas, que por cierto dolieron, salimos a un camino ya bastante ancho, donde permanecía toda la manda sentada descanzando, asi transpirados, sendientos, y con hambre, saliendo desde los arbustos con un perro como acompañante, quedamos como héroes mas que experimentados ante los ojos de los pobres lobatos y lobeznas. Sin decir una palabra sin hacer un gesto continuamos caminando, habíamos caminado muchisimo menos que el camino de ida, sin duda el perro sabia a donde iba, luego se metio en otro sendero, pero el riesgo era mayor, y teníamos hambre. |
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